domingo, 29 de marzo de 2020

Un disco del cual no tenia ni idea

Alguien puede decime algo sobre este compilado?
Al final no es un disco sino un libro, aqui los links

http://gentequeno.wordpress.com/2009/11/14/gente-que-no-el-libro/

http://revolutiondiscos.blogspot.com/2009/12/gente-que-no-postpunks-darks-y-otros.html



La década del 80 duró poco menos de siete años. Como para satisfacer el deseo del argentino medio de sentirse especial, los 80 acá arrancaron a destiempo: el 14 de junio de 1982, cuando la dictadura militar iniciaba su retirada después de la derrota en las islas Malvinas; y terminaron en junio de 1989, cuando la hiperinflación se llevó puesto no sólo al gobierno de Raúl Alfonsín sino también a casi todos los grupos de esa época, por poner la historia en términos de rock (con el riesgo que implica seudoteorizar sobre El Rock en tiempos de Peter Capusotto…).

A principios de los 90, ya se habían disuelto Don Cornelio y La Zona, La Sobrecarga, El Corte, Los Corrosivos, Los Pillos, Mimilocos y Sentimiento Incontrolable, entre muchísimas otras bajas.

En Economía, en la Argentina los 80 son conocidos como la década perdida. La recuperación de la democracia no se tradujo en una reactivación del país. Y si hay algo que caracterizó al rock y en particular al rock under (no alternativo ni indie, todavía) de esos años fue la combinación de un entusiasmo embriagante para jóvenes que descubrían la libertad después de haberse criado durante el Proceso y una crisis económica que parecía eterna y que sólo se tomaría un pequeño respiro en 1985, durante los primeros meses del Plan Austral.


La precariedad económica se tradujo en una producción discográfica paupérrima en cantidad y en calidad técnica, que, no obstante, permitió, entre otros accidentes, ediciones locales de Sex Pistols, The Cure, Ramones y Gary Numan.
Aunque la mayoría de la música circulaba en cassettes mal grabados que, con suerte, eran marca TDK. No casualmente dos de las más interesantes producciones nacionales de la época, Noches agitadas en el cementerio, de Todos Tus Muertos, y Estudios de casos, de Los Corrosivos, sólo se distribuyeron (duplicadas manualmente) en cinta, nunca en vinilo ni mucho menos en CD.
Justamente el clínico título de Los Corrosivos, Estudios de casos, podría haber sido también el de este libro. Porque sólo aparentemente Gente que no reconstruye un movimiento o siquiera una escena. En verdad, si se mira bien,
casi no trata más que de individualidades. Al final, detrás de un cartón pintado de subcultura rockera, este puñado de historias habla de seres peculiarmente aislados: son casos.
Pero sí que hay cruces en el rock under porteño de los 80, que es la sustancia de estos capítulos. Muchos cruces, como se aprecia en el complejo cuadro de las últimas páginas del libro. Cuatro de los cinco El Corte integraron también Mimilocos, banda que compartió sello con Todos Tus Muertos (con un integrante de Sobrecarga en sus filas), Uno x Uno y Los Corrosivos. Sello que era de un Mimiloco y de Daniel Melero, que su vez produjo a Sentimiento Incontrolable, que a su vez tocó varias veces en el Parakultural, igual que Uno x Uno… Y así se podría ir y volver varias veces por el tablero. Pero no; si bien sería fácil jugar con estas fichas a los seis grados de separación, justamente una de las premisas pasa por evitar la tentación de fundar tardíamente una movida que nunca existió como tal.

Entre estos postpunks, darks y otros iconoclastas, hay diferencias del tipo que uno quiera: género, búsqueda, carrera, “trascendencia”, pericia técnica… Diferencias geográficas, sociales, políticas… Entonces, ¿por qué coinciden acá? ¿Y por qué otros quedaron afuera? En verdad, esto es tan difícil de precisar que los mismos autores, reunidos en consejo editorial de mesa de bar, tuvimos nuestras diferencias al respecto. Sin embargo, más acá de las arbitrariedades, prevalecen algunos criterios de selección. En principio, uno obvio: el temporal. Se trata de bandas que asomaron básicamente en la segunda mitad de los años 80, y de manera especial en 1986. En Capital y Gran Buenos Aires. Aunque, como se verá, del Banfield-Deep-South al anarko-San-Isidro había kilómetros de desencuentros. El mundo todavía no estaba globalizado. Ni siquiera lo estaba el conurbano…
En segundo lugar, en un lugar más debatible, este libro se enfoca en casos de grupos caracterizados por una propuesta, un sonido peculiar, una (entonces) nueva puerta (sea electropop, anarcopunk, postpunk existencialista) abierta hacia algún lugar en el devenir del rock argentino. En otras palabras, un legado valioso.
Tercero, las historias en sí. Los personajes, una ecléctica colección de Gente que no, y sus circunstancias, terminaron por imponerse. Fueron el combustible para querer siempre saber un poco más. El increíble diálogo de Jorge Alvarez (sí, el de Mandioca), en un taxi en Nueva York con Alfredo Peria, de Mimilocos; Hernán Reyna, de El Corte, saliendo a navegar con amigos en la costa valenciana; anarquistas devenidos escribanos; punk rockers policías; aviones perdidos en el Amazonas… ¿Cómo no buscar siempre la próxima pieza, la próxima respuesta? ¿Y cómo desaprovechar
semejante material?
La verdad es que ya se había desaprovechado bastante. Porque estos casos, que conjugan música relevante con historias únicas, en general no habían sido contados hasta ahora. Basta con preguntarle a Google. Ni siquiera de Todos Tus Muertos, grupo todavía activo, si bien en una versión lejana a la original, se ha hablado en detalle acerca de sus comienzos, en particular sobre la grabación del cassette Noches agitadas en el cementerio. O de Don Cornelio y La Zona, a pesar de su relativo suceso radial, de los que reproducimos acá una nota publicada antes en la revista La Mano (único capítulo con tal recurso); qué decir de Mimilocos o Sentimiento Incontrolable.
Una última coincidencia: casi siempre, una misma pregunta moviliza cada una de estas pequeñas investigaciones: ¿por qué estos personajes hicieron lo que hicieron? Y, luego, ¿por qué dejaron de hacerlo? Estas preguntas, sólo pertinentes
cuando se refieren a sujetos cuyo accionar no es previsible, efectivamente derivaron en respuestas tan sustanciosas (curiosas, arquetípicas, francamente dramáticas) como la música producida por sus protagonistas. Más o menos de
eso se tratan estos estudios de casos de gente que… no.